La Iniciativa Ciudades Resilientes al Clima (CRC) muestra el potencial de la innovación climática local en América Latina
La Iniciativa Ciudades Resilientes al Clima (CRC) muestra el potencial de la innovación climática local en América Latina
El cambio climático es “cosa de todos” en las ciudades de América Latina. Sus impactos ya llegan con profundidad a la vida de las personas y todos y todas tienen un papel en crear conciencia y desarrollar soluciones. En las ciudades pequeñas y medianas y en las cuencas fluviales están surgiendo enfoques para la resiliencia climática, que podrían adoptarse más ampliamente en toda la región. Estas fueron las conclusiones de la reunión de reflexión final, el día 7 de febrero, de la iniciativa Ciudades Resilientes al Clima (CRC) en América Latina celebrada en Quito, Ecuador.
La iniciativa CRC exploró la relación entre cambio climático, desarrollo y bienestar en 13 ciudades pequeñas y medianas de la región en: Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, México, Paraguay y Perú.
La iniciativa CRC demostró que los gobiernos locales en estas ciudades pueden trabajar con muchos actores de diversos grupos científicos y locales para recopilar, validar y aplicar el conocimiento sobre los riesgos del cambio climático en la toma de decisiones, y así fortalecer la resiliencia.
Vulnerabilidad climática: la capacidad institucional y la posición social de las personas son factores claves
Los expertos en resiliencia reunidos en Quito discutieron los múltiples factores que están haciendo más vulnerables a las ciudades latinoamericanas al cambio climático:
- sensibilidad – la cual depende de las características físicas, sociales y económicas de una ciudad, como su topografía, uso de suelo e hidrología, la proporción de personas en condición de pobreza, etc.;
- capacidades de reacción – la capacidad actual, a corto plazo, de responder a eventos climáticos extremos; y
- capacidad de adaptación – la capacidad a largo plazo de planificar, prevenir o gestionar los impactos del cambio climático (Sakai (2017).
La mayoría de las ciudades que participaron en la iniciativa CRC están situadas en llanuras de inundación o en las regiones de delta donde son altamente susceptibles a las inundaciones en momentos de lluvias extremas, como el área de la triple frontera entre Ciudad del Este, Paraguay; Foz de Iguazu, Brasil; y Puerto Iguazú, Argentina, o las cuatro ciudades de la región del delta del Amazonas. Otras sufren escasez de agua, provocada por una combinación de sequía y mala gestión del agua, como la cuenca del Cumbaza en Perú, y esto empeorará con el cambio climático futuro.
En estos sitios, los investigadores encontraron que las capacidades de reacción locales, así como las capacidades de adaptación a largo plazo, han sido terriblemente inadecuadas.
“Hemos conceptualizado la exposición al riesgo de las ciudades como la interacción entre las variables climáticas y las prácticas de planificación urbana”, dijo la Dra. Ana Carolina Lima de la Universidad Federal de Para, en Brasil. “Por ejemplo, en la región del delta del Amazonas, las autoridades municipales actualmente están utilizando materiales débiles para construir terraplenes para contener las inundaciones. Como resultado, las ciudades están plagadas por peligrosos hundimientos e intrusiones de agua.”
A nivel individual, la posición social y económica de una persona juega un papel importante en su vulnerabilidad climática. La principal de estas dimensiones es el género. Ser mujer contribuyó a que las personas sean más vulnerables a los impactos del cambio climático en los sitios de estudio.
En parte, esto está relacionado con los ingresos promedio más bajos de las mujeres: en América Latina, una de cada cuatro personas vive en la pobreza, de acuerdo con la experta en género Alexandra Vásquez; pero el 31% de las mujeres viven en la pobreza en comparación con el 11% de los hombres.
Los roles sociales tradicionales de las mujeres también las hacen más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos. Se espera que sean las principales cuidadoras, con la responsabilidad principal de la salud y nutrición de los niños y las familias. Si bien las mujeres tienen la mayor responsabilidad en la recuperación del hogar después de los desastres climáticos, dijo Vásquez, carecen de la misma voz en la toma de decisiones a nivel comunitario o regional.
Agravada por la desigualdad de género, otras características como el origen étnico de una mujer, por ejemplo: ser afrodescendiente o indígena, o su corta edad, pueden provocar una mayor discriminación, estereotipos y falta de influencia.
"Traer la perspectiva de género nos permite descubrir muchas vulnerabilidades sociales", dijo Héctor Becerril, de la Universidad de Guerrero. "Sin diversidad, se pierde la creatividad y la inteligencia de los diferentes grupos ... lo que nos permitiría generar estrategias de adaptación al clima más relevantes".
Involucrar a grupos diversos para construir un panorama completo
Una conclusión importante de la iniciativa CRC es que las autoridades locales tienen el potencial de aprovechar el "poder de la gente" para forjar acciones de adaptación relevantes y efectivas. Pueden hacerlo realizando evaluaciones de vulnerabilidad y procesos de toma de decisiones altamente participativos.
“La gente a menudo dice que no tiene información sobre el cambio climático para poder actuar al respecto a nivel local – pero esto simplemente no es verdad,” dijo María José Pacha, Coordinadora de Conocimiento de la iniciativa.
“Hallamos que en todas las ciudades, los datos biofísicos y demográficos estaban fragmentados a través de diferentes instituciones y con brechas, pero esta información puede ser compilada de manera central y ponerse a disponibilidad del público como una base para mejorar el entendimiento común. Luego, a los ciudadanos y ciudadanas se les puede preguntar sus percepciones sobre los riesgos climáticos que enfrentan: esta información construye un panorama más rico de los riesgos y vulnerabilidades al clima como base para la acción.”
“El éxito de los proyectos CRC en crear estos procesos y espacios de toma de decisión tan inclusivos es tal vez su mayor logro”, dijo Walter Ubal de IDRC-Canada, que financió la iniciativa de dos años de duración.
“El objetivo de la iniciativa CRC ha sido logrado: obtener soluciones prácticas para la resiliencia climática”, dijo Marianela Curi, Directora Ejecutiva de la Fundación Futuro Latinoamericano.
“Al igual que progreso académico, hemos encontrado soluciones conjuntas no ‘de arriba a abajo’ desde la academia, sino a través de un enfoque de cogestión del conocimiento en campo integrando las experiencias de la gente”, dijo la Sra. Curi.
La innovación local está ocurriendo
Muchas iniciativas locales, impulsadas por la pasión, preocupación y compromiso de las poblaciones locales , han surgido de los proyectos CRC y ahora forman la base de las respuestas prácticas al cambio climático en ciudades pequeñas y medianas de Latinoamérica. Los resultados incluyen:
- Incorporar medidas de resiliencia climática en los planes de desarrollo local basadas en ejercicios participativos con ciudadanos(as) locales (Dos Quebradas, Colombia; Santa Ana, El Salvador; Santo Tomé, Argentina).
- Reestructurar y determinar nuevos objetivos para instituciones municipales, de manera que el Departamento Hidráulico ahora está a cargo de promocionar la resiliencia climática y de planificar y gestionar el riesgo de desastre (Santo Tomé, Argentina).
- Desarrollar una estrategia de adaptación climática participativa y responsiva a género y hacer que sea adoptada por un foro multi-actor que incluya toda la ciudad (Coyuca, México).
- Desarrollar escenarios a mediano y largo plazo para la disponibilidad de agua dulce y su uso en la micro cuenca del Cumbaza, basados en una gama de factores económicos, sociales y climáticos/ambientales para informar a los tomadores de decisiones de los riesgos emergentes. La creación de una hoja de ruta por múltiples grupos de actores que describe medidas correctivas para utilizar los recursos hídricos de manera más sabia (Tarapoto, Peru).
- Desarrollar la aplicación móvil AquiAlaga (“aquí se inunda”) para habilitar a los ciudadanos y ciudadanas a recolectar datos sobre inundaciones de la lluvia excesiva y de marejadas, y vincular esto a un sistema de alerta del Ministerio de Defensa (Abaetetuba, Ponta de Pedras, Santana y Mazagão, Brasil).
- Desarrollar un Índice de Vulnerabilidad Urbana para las ciudades propensas a inundación de la Región Tri-fronteriza de Argentina, Brasil y Paraguay, incorporando 73 indicadores, lo cual ha provisto a los tomadores de decisiones locales de una primera indicación de acciones de adaptación que se necesitan. Se han planificado acciones de adaptación al clima que cubren cuatro áreas: infraestructura verde, prevención y respuesta a desastres; eficiencia de recursos; y respuesta institucional. Un Comité Directivo que involucra a las tres ciudades principales apoyó y validó el estudio.
- Crear un prototipo de diseño para vivienda más resiliente a las inundaciones y al calor, utilizando materiales de bajo costo, amigables con el ambiente y disponibles a nivel local (Nuevo Belén, Perú).
Las conclusiones clave del evento final de la Iniciativa CRC incluyeron:
Las autoridades locales deben compartir la evidencia sobre las tendencias climáticas, los riesgos y las vulnerabilidades de manera abierta y transparente, y deben invitar a la población local a contribuir con su información y perspectivas. De esta manera, la información ganará validez y aceptación más amplias y apoyará un "diagnóstico del problema" que se comparte en común, lo que hace más probable que se diseñen e implementen soluciones compartidas. Las autoridades locales también deben reconocer que la recopilación de evidencia debe ser un proceso continuo e iterativo.
Existe una oportunidad para que las comunidades, el gobierno local y las empresas sigan probando y aumentando sus innovaciones para la resiliencia climática. Muchas acciones con alto impacto positivo para la resiliencia climática son de bajo costo.
Ahora hay también una oportunidad para que los financiadores externos (nacionales o internacionales) intensifiquen y apoyen mucho más las iniciativas locales ágiles, apropiadas para el contexto, para la resiliencia climática, que están floreciendo en ciudades pequeñas y medianas de América Latina. Muchas de estas actividades lo han demostrado. Necesitan recursos externos adicionales para ser sostenidas en el tiempo y / o ampliarse para un mayor impacto. Se requerirá mayor imaginación y flexibilidad por parte de los financiadores externos para apoyar tales esfuerzos.
La financiación climática debe ir mucho más allá e institucionalizar la igualdad de género en los marcos de sus proyectos. Este es especialmente el caso de los principales financiadores públicos internacionales, que lideran el camino y establecen normas. La mayor oportunidad para integrar la igualdad de género se encuentra en la etapa de preparación del proyecto, cuando las evaluaciones de género sólidas pueden eliminar la variedad de barreras sociales, económicas, culturales y políticas que suprimen la participación plena de las mujeres en los proyectos climáticos, y abordar estas barreras en la etapa de implementación, para garantizar un campo de juego equitativo. En la actualidad, las evaluaciones de género son a menudo ejercicios de "cumplir requerimientos" sin sun eguimiento en la implementación del proyecto.
NOTAS DEL EDITOR
Los proyectos de investigación de acción están descritos en su totalidad en un sitio web específico, www.crclatam.net (español).
El cambio climático ya está perturbando los patrones de lluvia y causando un calentamiento en la región de América Latina. Estas son tendencias que se espera que continúen hasta mediados de siglo y que empeoren a menos que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero de inmediato. América Latina se considera particularmente en riesgo de escasez de agua dulce, inundaciones y deslizamientos de tierra, mayor enfermedad e inseguridad alimentaria como resultado del cambio climático, según el Quinto Informe de Evaluación del IPCC. El análisis realizado por la iniciativa CRC encontró que la pobreza persistente, la gobernabilidad local débil y la planificación urbana de baja calidad están aumentando la vulnerabilidad de las personas al cambio climático en ciudades pequeñas y medianas.
Para más información, contactar a: María Jose Pacha, FFLA, mariajose.pacha@ffla.net