No todos pasan por lo mismo
No todos pasan por lo mismo
Por Elizabeth A. Stanton y Ramón Bueno, Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI)
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son un problema global. Independientemente de quien los emita, estos gases impactan a todo el mundo, aumentando las temperaturas medias como los niveles del mar y cambiando los patrones históricos del clima. Pero el cambio climático no afectará a todos por igual. Las dos docenas de naciones isleñas del Caribe son un buen ejemplo.
Con 40 millones de personas viviendo en islas, en una pequeña área geográfica, sería fácil –pero incorrecto– suponer que todos sufrirán los mismos daños ocasionados por el clima. De hecho, según una nueva investigación del Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI), no todos los residentes del Caribe enfrentan una misma realidad, sino que enfrentarán una amplia diversidad de impactos climáticos.
Sí, es cierto que cada persona viviendo en el Caribe experimentará cambios muy similares en el clima –un incremento en la temperatura y cambios en los patrones climáticos– y en las próximas décadas el mismo incremento del nivel del mar que sus vecinos. Los descendientes de estas poblaciones podrán esperar más o menos los mismos cambios en el clima y los niveles del mar. Pero estos cambios del mundo físico no impactarán a todos los residentes del Caribe de la misma manera.
El nuevo Lente sobre la Equidad del Impacto Climático de SEI (SEI-CIEL, véase en www.sei-ciel.org para más información) es una herramienta que examina los diversos impactos del cambio climático, enfocándose en cuatro importantes factores que inciden a nivel de cada individuo: ingresos familiares; porción de los ingresos que recibe de los sectores económicos especialmente vulnerables a los daños del cambio climático; exposición al incremento del nivel del mar y oleajes por tormentas; y la actual disponibilidad de agua.
Los ingresos familiares cumplen un rol determinante sobre quiénes serán vulnerables a los daños y quiénes podrán costear adaptarse a medida que cambie el clima. Las islas del Caribe incluyen los países con los ingresos medios más altos y más bajos de la región latinoamericana y del Caribe. En Haití, el ingreso medio es menor a US $500 por año (aunque, por supuesto, hay personas que ganan mucho más y algunas que ganan mucho menos); en las Islas Caimán, el ingreso medio anual es US$52.000.
Las islas del Caribe contienen menos del 1 por ciento de la población global, pero los ingresos en esta región son igual de diversos que en el resto del mundo: desde los más pobres hasta los más ricos. Las familias que ganan pocos cientos de dólares americanos cada año difícilmente podrán alcanzar a cubrir sus gastos básicos de subsistencia, y menos invertir en aire acondicionado, muros contra el mar, o agua importada. En cambio, las familias más ricas pueden permitirse estas inversiones y muchas más; parece improbable que la gente con mucho dinero experimente un verdadero sufrimiento debido al cambio climático.
La diversidad de los impactos climáticos también se verá afectada por la fuente de los ingresos. Para quienes trabajan en la agricultura, pesca, turismo, u otros sectores o industrias especialmente vulnerables al cambio climático, los daños previstos serán mucho mayores. El turismo, por ejemplo, contribuye aproximadamente con la mitad de todos los ingresos en Aruba, las Antillas Holandesas, Santa Lucía, Turcos y Caicos, y con mucho más de la mitad de los ingresos de muchos hogares en todo el Caribe.
Las vulnerabilidades físicas –como por ejemplo, la exposición al aumento del nivel del mar y la escasez de agua– también variarán a lo largo de la región. Algunas familias viven cerca de la playa, a poca altura, o sobre llanuras inundables, pero muchas otras –especialmente en las islas más grandes: Puerto Rico, Cuba, Haití y República Dominicana– están bien protegidas ante los primeros metros de elevación del mar.
En la mayoría de las islas del Caribe, el agua dulce es un recurso escaso, pero en unas pocas islas los recursos hídricos son más abundantes. Se prevé que el cambio climático hará que muchas de las zonas áridas del mundo sean aún más secas; donde ya es severa la escasez del agua, las familias son más vulnerables a los cambios del clima.
El modelo SEI-CIEL encuentra que, si las emisiones de GEI continúan, los costos que devienen por daños climáticos para una persona promedio en América Latina y el Caribe se igualarán a los “ahorros” de no pagar por reducir las emisiones hasta más o menos el año 2100. Sin embargo, este promedio no representa la diversidad de los impactos individuales del cambio climático previstos en el Caribe, donde para muchos individuos los daños superarán a los “ahorros” al año 2050, y ya en el 2100 la mayoría de la gente sufrirá daños netos.
Si los formuladores de políticas ponen atención únicamente al resultado promedio a nivel regional, sus conclusiones sobre la urgencia del cambio climático serán muy diferentes a si consideraran la diversidad de los impactos individuales. Muchas personas, en el Caribe y alrededor del mundo, experimentarán graves daños netos por el cambio climático para el año 2050. Quienes se preocupen por el bienestar de las personas más vulnerables ejercerán presión sobre los formuladores de políticas con la finalidad de frenar las emisiones lo antes posible.