“Estoy casi segura de que en esta semana saldrá algo de positivo de la COP17”
“Estoy casi segura de que en esta semana saldrá algo de positivo de la COP17”
Yolanda Kakabadse es directora de la Alianza Clima y Desarrollo para América Latina y el Caribe y presidenta de la World Wildlife Foundation (WWF). Con más de 30 años dedicada a la conservación del planeta y habiendo estado a cargo de instituciones como el Ministerio del Medio Ambiente de Ecuador y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), da una revisión a los enfoques de los países en torno a las negociaciones en la XVII Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático que se viene realizando en Durban, Sudáfrica. Opina sobre las consecuencias para las regiones más vulnerables y concluye con moderado optimismo sobre la posibilidad de una renovación del Protocolo de Kioto.
Con la COP17 aún desarrollándose y a la espera de las últimas y decisivas negociaciones, ¿cómo evaluaría su desarrollo y qué correspondería esperar al cierre del evento?
Siempre hay una gran distancia entre la semana en que se trabaja en los aportes, contribuciones y discusión técnica, y aquella en la que participan los ministros y se toman las decisiones políticas. Y la distancia está en que unos tienen un trabajo y objetivos que cumplir en términos del desarrollo del debate técnico y tecnológico que ha tomado un año entre una COP y otra, mientras que en el ámbito político los ministros están dispuestos a buscar las formas para que puedan salir con éxito de estas negociaciones. Mi esperanza es que en esta semana del segmento de alto nivel tengamos decisiones que nos levanten el ánimo para seguir trabajando globalmente dentro del ámbito gubernamental sobre del cambio climático. La primera semana recibimos un mundo de mensajes negativos que nos asustaron: que no se va a renovar Kioto, que el Fondo Verde no va a tener financiamiento, que los bloques de los gobiernos de sur, norte, este y oeste están en total contraposición. Siento que éstos últimos días vamos a tener la oportunidad de recibir noticias más optimistas, donde los gobiernos vean que no hay tiempo que perder, que las consecuencias que están sufriendo ya tantos países no pueden ser sino evidencias de que esto es un problema demasiado serio para dejar pasar oportunidades de alcanzar acuerdos como lo es la COP.
Entonces ¿podríamos esperar que se renueve el Protocolo de Kioto?
Así es, pero creo que los países BASIC deben asumir responsabilidades más fuertes, porque hasta este momento tanto Brasil, China, Sudáfrica, India y también Rusia han estado en un perfil más bien bajo y tomando posiciones de países en vías de desarrollo. Y su nivel de desarrollo es tan diferente al de Ecuador, Perú, Sri Lanka, Filipinas o Kenia, que no pueden estar en el mismo nivel de expectativas de cómo pueden responder a la crisis del cambio climático. También tengo la esperanza de que los BASIC asuman responsabilidades, por supuesto diferenciadas, pero que sean mucho más fuertes, más grandes, y más comprometedoras a nivel gubernamental.
Sobre las negociaciones que involucran al Caribe, ¿qué evaluaciones podría hacer?
Las islas del Caribe, como las islas de todo el planeta, son las más frágiles frente a las amenazas del cambio climático. Yo diría que su nivel de angustia es aún mayor que el de todos nuestros países. Y siento que deben tomarse medidas urgentes por parte de los países desarrollados para apoyar especialmente a las pequeñas islas cuya altura sobre el nivel del mar es mínima y están tremendamente amenazadas. Muchas de estas islas viven del turismo, y algunas están afectadas en las fuentes de su economía por cambios climáticos extremos. Así que son las más frágiles de todas las naciones que necesitan apoyo.
Frente a la posibilidad de que no se renueve el Protocolo de Kioto ¿Cuáles serían las consecuencias en un corto y mediano plazo? ¿Y cómo afectaría esto a América Latina y El Caribe?
La principal consecuencia sería una profundización de la división entre el norte y el sur, entre los países industrialmente desarrollados y los no desarrollados. Creo que ese impacto político sería el más fuerte, aún más que aquel que tiene que ver con el financiamiento mismo porque varios gobiernos de los países desarrollados tienen otros mecanismos para contribuir al desarrollo y a programas tanto de mitigación como de adaptación. Pero el impacto político de la división entre norte y sur no solamente es tremendamente dañino sino que toma mucho tiempo en reconstruirse nuevamente. Tengo la esperanza de que, ante estos anuncios de algunos países que están en contra de la renovación y no la quieren, en esta semana de debate político del segmento de alto nivel se reconsideren estas posiciones y lleguemos a un acuerdo. Pero prefiero no pensar que no se va a renovar. Estoy casi segura de que algo positivo saldrá en esta semana.
En una entrevista previa comentaba la necesidad de que en el desarrollo de eventos como la COP se generen otras dinámicas, con enlaces más fuertes entre las posiciones de los países, que no se llegue con una agenda establecida sino que estemos dispuestos a negociar.
Las negociaciones internacionales se dan siempre en espacios muy interesantes donde una de las potenciales ventajas es el espacio para la creatividad. Es importante que los países sepan cuál es su meta, su objetivo óptimo, pero también tengan espacios de apertura para escuchar posiciones y propuestas de terceros a fin de que las negociaciones abarquen al mayor número de voluntades. Y siento que se ha perdido en los últimos años en la negociación de cambio climático esa apertura para ser más creativo, más propositivo, para dar más espacios de discusión y de nuevas formas de acercarse a acuerdos regionales o globales. Debemos, desde la ciudadanía de todos nuestros países, empujar para que nuestros gobernantes lleguen allá representando a una población que está en gran riesgo. Y la solución a esos problemas de alto riesgo no es quedarse estancado en posiciones cerradas, sino al contrario abrir espacios para que, a través del debate, la discusión de oportunidades y la creatividad podamos llegar a nuevas formas de negociación. El negociar, por muchos gobiernos, es visto como una señal negativa o de debilidad, cuando la negociación es un espacio maravilloso de creatividad para que salgan ganando todos los actores en medida de lo que se puede, porque en este momento el planeta entero es quien pierde frente a lo que hemos creado en los últimos 50 años. Y frente a esa situación debemos buscar formas, y no una sola, sino varias formas de responder a las amenazas.
¿Qué reflexión le genera el que nos encontremos a puertas del cierre de las negociaciones en la COP17?
Creo que el gran mensaje que todos debemos tener en este momento es el optimismo de que algo va a salir de esta COP. No es la última, todos los años la vamos a tener, o por el momento estamos pensando en que cada año avanzaremos más. Corresponde un llamado a nuestros gobiernos para que este viernes salgamos con aportes constructivos, que no creen más división entre nuestras naciones sino que traigan resultados y propuestas de cómo avanzar en aquellos temas en los que todavía no hay una concertación global. Yo creo que es interesante pensar en la COP de ahora siempre como un paso en preparación a nuevos logros para el próximo año. Toda decisión que se tome en Durban va a afectar a la agenda que trataremos en Río el próximo año. Así que esperemos que nuestros gobernantes y aquellos representantes de la sociedad civil que están en Durban regresen con optimismo y no con la depresión que vimos hace un par de años en Copenhague, que regresen con nuevos instrumentos en sus manos que sirvan para nuestros planes. Y cuando digo nuestros es de toda la ciudadanía, sociedad civil, de los gobiernos nacionales, gobiernos locales y los organismos multilaterales, es decir, no hay un solo sector de la sociedad que no deba estar involucrado en la búsqueda de soluciones y en la aplicación de programas que de alguna manera reduzcan el impacto del cambio climático que tenemos en este momento, que principalmente afecta a los grupos más vulnerables, los más pobres, los más jóvenes, los niños, los más ancianos, los que menos tienen.