Una mirada experta a la adaptación al cambio climático en zonas costeras

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Una mirada experta a la adaptación al cambio climático en zonas costeras

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Fecha: 16 de julio, 2013

Con motivo del XV Curso de Manejo Integrado de Zonas Costeras, organizado por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras – INVEMAR, y llevado a cabo en Cartagena, el pasado 21 de mayo, CDKN Colombia pudo entrevistarse con María Fernanda Zermoglio*, experta en adaptación al cambio climático.

Escrito por: Mathieu Lacoste de CDKN Colombia y Adriana Burgos del INVEMAR 

¿Qué es para usted la adaptación al cambio climático?

La adaptación en realidad es una serie de actividades que no se pueden definir específicamente como actividades de buen desarrollo, aunque incluyen por ejemplo, aportes de servicios básicos a nivel municipal. Se definen también como actividades que tienen una visión del riesgo climático, la variabilidad climática y cambios a futuro. Equivale a mirar el proceso de desarrollo con un lente de riesgos a variabilidad y cambios climáticos.

Pero la adaptación en sí es muy difícil de definir. Son tanto medidas transformativas, cosas que no hemos pensado en hacer pero vamos a tener que pensar de hacer a futuro, como medidas muy prácticas; por ejemplo limpiar la basura de las vías de los canales para evitar inundaciones. Son todas esas medidas, inclusive sencillas, que constituyen la adaptación. Sin embargo es también cierto que mucha gente dice que la adaptación no es nada nuevo. Llegas al fin del taller y dicen esto: “no es nada nuevo de lo que estamos acostumbrados a hacer en nuestros sectores”, y en muchos de los casos, en el 99 por ciento de los casos esa es la verdad: puedes hacer la lista de medidas de adaptación solo pensando en tu sector, porque son medidas de gestión del tema que trabajas como residuos sólidos, recursos hídricos, agricultura, etc. Son prácticas de gestión.

¿Por qué es importante adoptar medidas o prácticas de adaptación en las zonas costeras?

Bueno, de hecho lo hemos venido haciendo a lo largo de la historia del ser humano, tanto en zonas costeras, como en otros sectores como la agricultura. Siempre estamos tratando de mejorar nuestra gestión del sistema para adquirir el beneficio máximo, sea económico, social o cultural, con la experiencia que tenemos. Ahora, es importante entender que esa adaptación va a tener que ser más constante, porque el futuro que tenemos a corto y a largo plazo va a ser mucho más variable de lo que estamos acostumbrados. Entonces, vamos a tener que adquirir una visión de que el pasado no es un buen indicador de lo que tenemos que hacer en el futuro.

¿Cuáles son los principales riesgos o manifestaciones de la vulnerabilidad climática en zonas costeras?

El primer gran riesgo o amenaza son las inundaciones interiores por falta de canalización y de servicios públicos para sacar el agua, lo cual depende obviamente mucho de la ciudad; otro es el aumento no necesariamente del nivel del mar a corto plazo, sino de las mareas de tempestad que, combinadas con el aumento del nivel del mar, van a ser mucho más importantes e impactantes a corto plazo, en especial en los próximos diez años.

También es importante considerar que si observamos los últimos modelos de cambio climático, lo que vemos y vivimos en este momento corresponde a las proyecciones más pesimistas de hace diez años. Es decir que las proyecciones más pesimistas que nos imaginábamos hace 10 años, son nuestra realidad hoy. Por eso debemos tener claro que el aumento del nivel del mar puede venir mucho más rápido de lo que pensábamos.

¿Por qué es importante integrar el tema del clima en la planificación del desarrollo territorial y sectorial?

Hay resultados contrastados. Podemos decir que los planes individuales sectoriales están fallando en su gran mayoría, debido a un aumento de la variabilidad climática, pero existen otros que son más exitosos porque tienen una visión climática más amplia. En todo caso, esto es cada vez más relevante para los sectores porque ven que sus metas y ambiciones a nivel sectorial van a ser afectadas por la variabilidad del clima que están sintiendo. Por ende, es una justificación económica, que les hace ver que para lograr algunas de sus metas deban considerar cómo el clima les afectará y definir acciones específicas.

El porqué es bastante básico. Antes pensábamos que la adaptación era algo adicional. Ahora entendemos que la adaptación es una necesidad. De hecho, el sistema climático tiene una memoria y no importa si paramos todas las emisiones el día de hoy, en los próximos veinte años, vamos a vivir la memoria de las emisiones que hicimos en los últimos veinte años. Entonces sí o sí tenemos que pensar que el mundo va a ser uno o dos grados por encima de las temperaturas de lo que conocemos hoy y mucho más variable, por la intensificación del ciclo hídrico, que se traducirá en lluvias más intensas, sequías más largas, temperaturas más altas y con todos los efectos secundarios relativos a eso, no solamente las variables climáticas, sino también los impactos a nivel sectorial.

¿Y cómo lograrlo?

Sencillamente cambiando nuestras prácticas y acciones. Básicamente no podemos seguir haciendo lo que venimos haciendo. Nuestros sistemas van a fallar. Tomemos por ejemplo los sistemas de transporte: la composición del asfalto que se usa para construir rutas en zonas costeras necesita cambiar, porque la composición solo aguanta ciertos niveles de temperaturas altas y se están rompiendo. Por consiguiente, a nivel  sectorial, van a tener que hacerlo porque si no, van a fallar las vías y los sistemas de transporte.

A nivel de agricultura la evapotranspiración, debido al aumento de temperatura, está cambiando los rendimientos de granos esenciales para la seguridad alimentaria del país. Para ilustrarles eso, conozco bien el caso de Malawi, que tiene en su misión y visón a 2025 reducir la importación de maíz en un 25%. No lo va a poder lograr si no implementa sistemas de riego para contraer la evapotranspiración que va aumentando.

(*)    María Fernanda Zermoglio es especialista en adaptación con más de 20 años de experiencia en el desarrollo e implementación de estrategias y herramientas prácticas para apoyar a los tomadores de decisión en procesos de planificación para la adaptación. Es miembro del GCAP en Gran Bretaña, del Grupo de Trabajo sobre Datos y Escenarios  para el Análisis de Impactos Climáticos (TGICA por sus siglas en inglés) del Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático, y del Programa de Investigación sobre Cambio Global.

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