Resiliencia climática y seguridad alimentaria - la experiencia en Salado Barra (Honduras)
Resiliencia climática y seguridad alimentaria - la experiencia en Salado Barra (Honduras)
Escrito por: Angie Murillo, Coordinadora en Honduras del Proyecto de Resiliencia Climática y Seguridad Alimentaria en Centroamérica (CREFSCA), y Andrea Rivera, miembro del Equipo Técnico, CURLA-CREFSCA.
Hermosa y pintoresca, Salado Barra es una comunidad de aproximadamente 132 habitantes, ubicada dentro del Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado, ampliamente reconocido como uno de los sitios parte de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional(1), llamado RAMASAR (por sus siglas en inglés), ubicado en la costa norte de Honduras. Los diversos hábitats, bosques de manglares y su cercanía al Mar Caribe sostienen sus principales medios de vida: la pesca artesanal y de subsistencia.
El pequeño pueblo costero de Salado Barra es una de las 10 comunidades seleccionadas para el Proyecto de Resiliencia Climática y Seguridad Alimentaria en Centro América (CREFSCA por sus siglas en inglés).
Consultas comunitarias
Investigadores del Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico (CURLA) realizaron visitas a Salado Barra para implementar el primer pilotaje de las consultas comunitarias (con el fin de recolectar información sobre su sistema alimentario), el cual se llevó a cabo para retroalimentar la herramienta de “Identificación Comunitaria de Riesgos - Adaptación y Medios de Vida” - CRiSTAL, que se está adaptando al tema de resiliencia climática y seguridad alimentaria. El objetivo de esta herramienta es ayudar a entender la resiliencia climática de los sistemas alimentarios a nivel local.
En los talleres, miembros de la comunidad -incluyendo mujeres, pescadores y jóvenes- participaron en las actividades de recopilación de información a través de la aplicación de diversas técnicas participativas tales como: calendarios estacionales, mapas de acceso a los alimentos y diagrama de Venn en grupos focales.
Información recabada
Las mujeres señalaron que la variedad de alimentos que están siempre presentes en sus platos son: pescado, frijoles, mucho plátano verde, tortillas de harina y que en “los días buenos” las comidas incluyen pollo y algunos productos lácteos.
También indicaron que a los visitantes les encanta ordenar el “plato típico”(2) de la zona, el cual incluye pescado, tajadas de plátano, frijoles y arroz (rice and beans) y ensalada de repollo.
Algo que cabe destacar sobre su dieta es la variedad de plátanos, bananos verdes y chatas, que se comen fritos, guisados o cocidos porque se producen localmente y están disponibles durante todo el año y culturalmente son una comida tradicional que no puede faltar.
Los miembros de la comunidad afirmaron también que hay una preferencia hacia el consumo del pollo, porque muchas veces les cansa comer pescado todos los días. Por ello el pescado se vende y se usan los ingresos para comprar otros alimentos producidos fuera de la comunidad. Los productos lácteos y otros que necesitan refrigeración se consumen menos porque no hay electricidad.
Los jóvenes se encontraban de vacaciones de la escuela, entonces participaron en el taller y mostraron mucho entusiasmo en las dinámicas que se desarrollaron, y aprovecharon para compartir información sobre sus hábitos alimenticios. Algo, que resaltó y nos pareció muy interesante es que prefieren tomar bebidas gaseosas, en vez de agua.
Por otra parte, los pescadores expresaron su preocupación por los cambios que han visto tanto en los patrones como en la duración de la temporada de lluvia y del período de seca, los cuales afectan sus actividades pesqueras.
Los miembros de la comunidad también comentaron que existen más de 15 organizaciones con presencia en la zona, pero en la actualidad sólo dos de ellas tienen el poder de convocatoria de reunir a toda la comunidad. Estas organizaciones tienen una excelente relación con dos grupos organizados: el grupo pescador “Los Águilas” y un grupo de mujeres de turismo llamado “Manatí” y están implementando proyectos que benefician directamente a sus medios de vida. Por lo tanto, hemos decidido crear alianzas estratégicas con estas organizaciones para trabajar de una manera más organizada y eficiente con la comunidad.
En el futuro, continuaremos desarrollando las consultas comunitarias en las nueve comunidades restantes que se encuentran en zonas con diversos medios de vida (agricultura y ganadería) y ubicaciones geográficas (norte, centro y sur) en Honduras.
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(1) La Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, llamada la Convención de Ramsar, es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.
(2) Nombre del plato.
Imagen: Pescador de la comunidad de Salado Barra vendiendo su pesca del día (en este caso una barracuda).
Crédito de imagen: Andrea Rivera