Martin Luther King y la competitividad empresarial en contexto de cambio climático
Martin Luther King y la competitividad empresarial en contexto de cambio climático
Escrito por: Mathieu Lacoste
“Martin Luther King no dijo que tenía una pesadilla sino que tenía un sueño”. Es con esta metáfora que Simon Maxwell, Presidente Ejecutivo de CDKN, cerró su presentación ante 600 empresarios colombianos reunidos en el marco de la presentación del Informe Nacional de Competitividad de Colombia, en Bogotá, Colombia el pasado 9 de noviembre.
Ustedes se podrán preguntar: ¿qué tiene que ver Martin Luther King con el emprendimiento, la competitividad y el desarrollo compatible con el clima? Pues, además de ser una de esas frases universales que no envejecen nunca y resuenan en todas las generaciones, es una frase que tiene toda la relevancia a la hora de pensar en cómo el cambio climático puede impactar la competitividad de las empresas hoy y a futuro.
Y si bien el cambio climático es un asunto planetario que amenaza la supervivencia humana, no es tampoco solo una fatalidad. Estamos aún a tiempo para enfrentarlo y el sector empresarial tiene un gran papel que jugar en eso. Es más, están surgiendo cantidades de oportunidades para el desarrollo empresarial, nuevas oportunidades para innovar, impulsar nuevos negocios, mejorar la productividad y contribuir desde el sector empresarial al cambio que se requiere para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C y reducir las emisiones de gases efecto invernadero.
Hoy en día, el 62%[1] (USD 243 mil millones de dólares) de la inversión en cambio climático a nivel mundial proviene del sector privado (entendido como el conjunto de los desarrolladores de proyecto, las empresas, instituciones financieras, fondos de inversión, inversionistas institucionales, entre otros), la cual está siendo impulsada por un aumento de las inversiones en fuentes de energías renovables, eficiencia energética, gestión del agua y transporte sostenible en los mercados emergentes. Esa nueva orientación muestra que es un negocio cada vez más rentable para ciertos sectores económicos y que tal como lo resalta Maxwell, el cambio climático está trayendo una gran revolución económica e industrial, basada en la innovación.
Esta revolución económica asociada al cambio de clima trae consigo la necesidad de transformar los negocios, va a redefinir las fuentes de competitividad así como las normas del éxito empresarial a futuro. Y Colombia ya está enviando señales importantes al sector empresarial para iniciar esa transición económica. Por un lado, se está incorporando distintas variables de cambio climático y crecimiento verde en el Índice Departamental de Competitividad por publicarse a final de noviembre, permitiendo medir por primera vez en el país parte de la competitividad de las regiones y negocios con esos nuevos factores. Por otro lado, el gobierno nacional está diseñando toda la arquitectura institucional, política y legal para impulsar un crecimiento verde compatible con el clima del futuro, lograr sus compromisos de reducción de emisiones en un 20% el 2030, y así estimular una nueva economía donde se pueda crecer económicamente a la vez que se reduzcan las emisiones y se haga un uso más eficiente de los recursos naturales.
Pero esas transformaciones no están exentas de impactos para las empresas, ya que en esos procesos de cambio siempre hay ganadores y perdedores. Podrá afectar ciertos sectores tradicionales de la economía, pero también permitir el surgimiento de nuevos sectores que generen mayor valor agregado. En este sentido, los ganadores serán indudablemente los que inviertan más en innovación y logren hacer de la mitigación, adaptación al cambio climático y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, la nueva fuente de su productividad y competitividad. A modo de ejemplo, la caída del costo de la energía generada desde fuentes renovables a nivel mundial augura una transformación importante dentro del sector energético mundial. Pensar en que 100 Gigafábricas de energía tal como las impulsadas por TESLA, hace entender cómo puede cambiar el paisaje empresarial. En el caso particular de Colombia, la gran riqueza en biodiversidad, agua, sol, vientos y otros recursos bióticos representa una oportunidad única de impulsar una bioeconomía y modificar la fuente de desarrollo de Colombia. Y la buena noticia es que ya está surgiendo emprendimientos competitivos e innovadores en el sector de los bionegocios, mostrando un camino en esa transición.
Por eso es también de suma importancia que los sectores públicos y privados trabajen de la mano para definir las políticas, diseñar los incentivos apropiados, eliminar los incentivos perversos, formar capital humano e invertir en ciencia, tecnología e innovación. A la hora en la cual los inversionistas están buscando invertir en negocios siempre más sostenibles, es también clave que las empresas rediseñen sus procesos productivos, hagan las inversiones desde ya para lograr esa transición y tener negocios más rentables a futuro, y competir en los mercados globales, mejorando a su vez su reputación y generando impactos positivos en materia social y ambiental.
Todo eso demuestra que el cambio climático está lejos de ser solo una pesadilla y que sí se puede crecer económicamente en esta nueva economía climática. Ese cambio de racionalidad que está habitando a más y más empresarios abre grandes perspectivas para convertir la pesadilla climática en un mañana promisorio para los negocios. Es con esa convicción que el sector privado Colombiano debe iniciar esta transición para convertir el cambio climático en una oportunidad para su competitividad y productividad, cumpliendo así este sueño de cambio del cual nos hablaba el líder afroamericano.
[1] Climate Policy Initiative. (2015). Global Landscape of Climate Finance 2015. http://climatepolicyinitiative.org/wp-content/uploads/2015/11/Global-Landscape-of-Climate-Finance-2015.pdf