Compromisos de Colombia rumbo a la COP21 para enfrentar el cambio climático

Compromisos de Colombia rumbo a la COP21 para enfrentar el cambio climático

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Fecha: 6 de octubre, 2015

Claudia Martínez, Representante de CDKN en Colombia y asesora del gobierno en crecimiento verde, realiza un análisis sobre el alcance y significado de los compromisos nacionales que dicho país ha presentado ante las Naciones Unidas para enfrentar el cambio climático (INDCs).

Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (INDCs) de Colombia para enfrentar el cambio climático, que constituyen los compromisos del país rumbo a la COP21 en París, plantean reducir en 20% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto de las emisiones proyectadas en un escenario Business as Usual (BAU) al 2030. Esta reducción podría aumentar a 30% con apoyo internacional. Asimismo, el INDC de Colombia proporciona metas claras de adaptación, reafirmando la necesidad de trabajar duro en la comprensión de la vulnerabilidad, así como en el fortalecimiento de sectores y territorios sub-nacionales en sus caminos de adaptación. De esta manera, podría decirse que este país es el primero en Sudamérica en remitir un INDC consistente que adopta una meta ambiciosa y de largo alcance de reducción de emisiones.

En primer lugar, Colombia tuvo una Oficina de Cambio Climático desde el 2000, antes que muchos países en el mundo. Asimismo, cuenta con un Instituto Nacional de Información Ambiental y Meteorológica (IDEAM), que ha seguido el proceso establecido por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) para la producción de información confiable sobre cambio climático. IDEAM elaboró nuevos escenarios sobre cambio climático (2015), así como los nuevos estimados de emisiones que sirvieron para elaborar el modelo Business as Usual (BAU). Al respecto, un tema sumamente relevante ha sido entender las emisiones y hacer curvas robustas de reducción de gases de efecto invernadero para aportar a los procesos de toma de decisiones.

Segundo, basado en información precisa, el INDC de Colombia implicó un proceso participativo multi-sector donde todos los principales sectores económicos fueron reunidos para entender las fuentes de las emisiones de gases de efecto invernadero y para trabajar juntos en nuevas opciones para reducirlas. Este trabajo conjunto dio como resultado Planes de Acción Sectoriales para la Mitigación con opciones concretas. El proceso de comprometerse a una INDC derivó de este trabajo previo, y presentó tres escenarios diferentes para la toma de decisiones. La decisión final involucró discusiones de alto nivel, conduciendo finalmente al objetivo elegido, que es lógico para el país y el mundo.

La buena capacidad técnica, la habilidad para traducir la ciencia y números a compromisos comprensibles, así como la voluntad política para continuar guiando sobre la importancia de las negociaciones de cambio climático, fueron sin duda un activo en la construcción de las INDC.

Colombia es un país de contrastes. Por un lado, con una población de más de 48 millones de habitantes, el país contribuye con 0,46% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Cincuenta y ocho por ciento de las emisiones nacionales están relacionadas a la agricultura, silvicultura y el uso de la tierra, incluyendo la ganadería extensiva y la deforestación. Sin embargo, de 2010 a 2012, este número se redujo a 43%, debido a la disminución de la deforestación. El sector energético representó el 32% de las emisiones en 2010 y creció hasta el 44% en 2012 (IDEAM 2015). Afortunadamente, alrededor del 70% de la matriz energética de Colombia está basada en la energía hidroeléctrica y el consumo per cápita es mucho menor que el promedio internacional. Otras emisiones involucran los residuos (8%) y procesos industriales (5%) en 2012.

El escenario BAU de Colombia proyecta 335 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) en 2030, pero con el nuevo objetivo, las emisiones se reducirán a 268 toneladas de CO2e. El objetivo es totalmente transparente ya que el escenario BAU es en términos absolutos.

El objetivo implica una responsabilidad compartida entre un total de seis sectores económicos. Sin embargo, el país entiende que debe haber un análisis costo-efectivo para llegar a la meta del INDC, y el reto es ser imaginativos para cumplirla. Varias opciones comenzarán a ser trazadas, incluyendo los mecanismos de mercado interno y los incentivos y desincentivos económico-financieros, creando una fuerte estrategia para la movilización de fondos para el clima (actualmente con el apoyo de CDKN), mecanismos de mando y control y acentuando el papel de la ciencia y la tecnología.

Por otro lado, Colombia pone un fuerte énfasis en la adaptación dado que el país es muy vulnerable al cambio climático. Con una geografía increíblemente diversa y gran biodiversidad, Colombia ya ha sufrido varios eventos extremos relacionados con el clima como inundaciones y sequías, con estimaciones de pérdidas de más del 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010. Colombia también está pasando por un proceso de paz, que desafía al país a repensar los medios de vida de la población rural, que incluye a la población más vulnerable. Por lo tanto, vincular el cambio climático a los acuerdos posteriores a los conflictos y las opciones es crucial, y será necesario para asegurar una distribución equitativa de la tierra y la propiedad, así como el desarrollo de las oportunidades productivas climáticamente inteligentes.

La INDC está totalmente alineada con el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, que pone un fuerte énfasis en el trabajo a nivel subnacional para garantizar el desarrollo compatible con el clima. En este contexto, Colombia seguirá desarrollando planes de cambio climático subnacionales integrales que incluyan acciones estratégicas sobre la planificación del uso del suelo, la gestión de los recursos hídricos, las opciones agrícolas climáticamente inteligentes y la reducción de la deforestación. Hay algunos objetivos transversales como la educación y la ciencia y la tecnología para mejorar la innovación y la competitividad. Ejemplos como el Plan 4C de Cartagena, financiado por CDKN, o el plan de cambio climático Huila 2050, tienen varias lecciones aprendidas y guiarán el camino a seguir de otras jurisdicciones.

A nivel sectorial, la tendencia tiene que ser a la promoción de planes climáticos e innovaciones que podrían resultar costo-efectivos e incluso rentables en el mediano plazo. En esta etapa, el Ministerio de Agricultura ha avanzado con algunos sectores estratégicos, así como el Ministerio de Transporte con el plan del proyecto VIAS-CC, financiado por CDKN, que se centra en el sistema principal de carreteras de Colombia.

En general, una estrategia financiera climática robusta y flexible tendrá que reflejar las oportunidades internas para entender que el objetivo de París no aumentará el déficit del país, sino, por el contrario, implicará la redefinición de la economía al internalizar la acción sobre el cambio climático, el fomento de la innovación, la competitividad y el crecimiento verde.

Colombia se enfrenta a la reducción de los precios de petróleo y los minerales, en cuya exportación ha confiado anteriormente. A pesar de que el país es considerado un país de ingreso medio, los niveles de pobreza y desigualdad son altos. Teniendo en cuenta tanto las capacidades y los desafíos del desarrollo, Colombia podría convertirse en un laboratorio del cambio, al mismo tiempo que cumple sus ambiciones plasmadas en su INDC - esperemos que con una perspectiva clara hacia su visión de un desarrollo compatible con el clima exitoso.

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