Comunicación alternativa para contar y transformar la realidad social
Comunicación alternativa para contar y transformar la realidad social
Yanina Paula Nemirovsky, de Action LAC, analiza cómo la comunicación juega un rol esencial en la toma de decisiones sobre el cambio climático. Explora distintos modelos de comunicación alternativa que pueden facilitar la comprensión de la sociedad sobre el cambio climático.
La información es un derecho. Sin información, las decisiones que se toman no cuentan con una base de conocimiento que les dé fundamento. Y en temas de cambio climático, la toma de decisiones debe tener una sólida base de conocimiento científico. La comunidad científica sostiene un acuerdo mayoritario en torno a dos cuestiones fundamentales: el calentamiento global ocurre y es causado por el ser humano. Hay una gran cantidad de evidencia documentada de los impactos del cambio climático y sus consecuencias para la vida en el planeta y, además, hay proyecciones que dan cuenta del escaso margen de tiempo que tenemos para evitar impactos aún peores.
Sin embargo, el estado de alarma de la comunidad científica no se manifiesta con la misma intensidad en la sociedad. Si bien hay muchos matices y muchas causas que actúan simultáneamente, la comunicación es un factor de peso en la formación de la opinión pública. Por esto, expertas y expertos han explorado distintos modelos de comunicación alternativa que podrían facilitar una mayor comprensión de la sociedad sobre el cambio climático. Y una característica compartida por los diversos modelos es que están orientados hacia el cambio social.
Comunicación para el cambio social
En su artículo “La comunicación alternativa en nuestros días” Fernanda Corrales García e Hilda Gabriela Hernández Flores definen comunicación alternativa como “aquella no autoritaria que surge de la necesidad de comunicar la realidad de la vida social”. Pero, ¿cómo comunicar la “realidad de la vida social”? Para la comunicación alternativa, la realidad social se cuenta a través de las voces de sus protagonistas.
Si bien el gran auge de la comunicación alternativa tuvo que ver con la expansión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en especial de internet), tiene precursores a lo largo de toda la historia de la humanidad. Las autoras citan el ejemplo de los pochtecas, comerciantes mexicas, que en sus viajes por mesoamérica propagaban oralmente historias de la realidad social, en un discurso paralelo al oficial, que se comunicaba en los grandes murales y las pinturas del imperio.
También mencionan el caso de grupos de mujeres mexicanas que, en la época de la revolución, se reunían con la excusa de rezar el rosario y en esas reuniones intercambiaban opiniones, información y documentos sobre la lucha social. Como estas, en el mundo existen incontables experiencias de comunicación alternativa, en la que a través de los canales más extraños y de portavoces anónimos, se generaba y transmitía la información disidente.
Las direcciones de la comunicación
Alejandro Pelfini, autor del informe para políticas “De la traducción de saber experto a la construcción colectiva de respuestas prácticas”, propone un modelo de comunicación “multidireccional”. En este informe, Pelfini analiza uno de los problemas de la comunicación del conocimiento sobre adaptación al cambio climático, que identifica como “el sesgo cientificista”. Desde esta perspectiva, en los procesos de toma de decisiones, muchas veces la única información que se considera válida es aquella que proviene de estudios científicos. Esto genera una tendencia hacia la desvalorización del conocimiento práctico y tradicional y agranda la brecha que separa las políticas públicas de la realidad territorial.
El sesgo cientificista implica una comunicación lineal y unidireccional, en la que profesionales de la ciencia y la academia son quienes producen el conocimiento y las personas que habitan el territorio y las encargadas de tomar las decisiones son quienes lo reciben. Implica, a su vez, un periodismo y una comunicación “de traducción”, es decir, que cumplen con la función de mediar entre la ciencia y la opinión pública. Este esquema excluye un tipo de conocimiento valioso y necesario, a la vez que impide generar respuestas democráticas y que involucren la participación de todos los actores involucrados.
El autor propone un sistema diferente de sistematizar y concebir el conocimiento, en el que no solo se incorpore información científica, sino que además se contemplen mecanismos para relevar el conocimiento práctico y territorial. Esto se basa en un esquema de comunicación multidireccional, que necesariamente incluye procedimientos para la participación ciudadana que como resultado generen propuestas de acción concretas con base en la realidad territorial.
La comunicación multidireccional en el terreno
El Sistema de Alerta Temprana del río Pilcomayo es un ejemplo del funcionamiento de una comunicación multidireccional, que integra saberes locales y conocimiento científico e involucra la participación activa de la sociedad. El Pilcomayo nace en los Andes bolivianos, a más de 4000 metros de altura. En sus 1590 kilómetros de extensión, baja por la montaña e ingresa en la llanura chaqueña hasta el punto en que extingue su propio cauce por atarquinamiento. Esto quiere decir que, gracias a las más de 100 millones de toneladas de sedimentos que arrastra, tapona su cauce al punto de modificar su curso.
El sistema, que forma parte del proyecto Gran Chaco Proadapt, implementado desde 2015 busca prevenir a las comunidades de la cuenca baja del Pilcomayo de las crecidas del río, para permitirles resguardar sus bienes y sus vidas. La comunicación es un componente esencial para el funcionamiento del sistema. Integra Tecnologías de la Información y la Comunicación, como grupos de chats y redes sociales; incluye medios de comunicación locales, como radios y portales online. Se nutre de información científica recolectada por sensores remotos e imágenes satelitales y, de igual importancia, integra los saberes de las personas que habitan el territorio. De quienes conocen el río, lo habitan cotidianamente y son capaces de emitir las alertas. Gracias a este sistema, las comunidades chaqueñas han preservado su integridad y sus medios de producción de los embates del río agudizados por el cambio climático.
En esta línea, la guía “Comunicando el cambio climático: una guía para profesionales”, elaborada por Alianza Clima y Desarrollo (CDKN), enfatiza la necesidad de cerrar la brecha entre política, ciencia y sociedad civil para tomar medidas frente al cambio climático. Y la comunicación juega un papel clave para lograrlo. Según esta guía, “una comunicación e interacción efectivas contextualizan las experiencias vividas por las personas sobre el cambio climático, con hallazgos y análisis científicos, para que puedan dar sentido a los eventos a su alrededor. La interacción efectiva ayuda a los científicos a ‘cimentar la verdad’ de sus hallazgos con las experiencias de las personas y, algo aún más fundamental, a encaminar la investigación para responder las preguntas más urgentes relacionadas con el clima que dan forma a la vida de las personas”.
En el mismo sentido, la guía enfatiza la necesidad de integrar los saberes locales para generar respuestas al cambio climático que tengan arraigo territorial. Y, para lograrlo, es necesario implementar un modelo de comunicación multidireccional. En la guía, se propone realizar un “crowdsourcing” para la acción climática, es decir, un levantamiento de información que permita recopilar el conocimiento territorial de la población a la vez que fomentar la participación ciudadana para el diseño de planes de acción climática. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son un soporte fundamental y tienen enorme potencial para facilitar la participación. No obstante, alerta la guía, al utilizar estas tecnologías es necesario identificar también el nivel de acceso de la población. Así, se pueden implementar iniciativas de comunicación que sean inclusivas y democráticas.
La voz de la sociedad
La información es un derecho porque tiene consecuencias reales sobre la vida de las personas. Y, por esto, cada vez más las sociedades demandan un mayor acceso a la información y una circulación libre del conocimiento. El Sistema de Alerta Temprana del río Pilcomayo o el crowdsourcing para la acción climática son casos concretos que muestran el impacto social de una comunicación multidireccional, de la que participan no solo los medios de comunicación, sino la sociedad en su conjunto.
En América Latina, la comunicación alternativa tiene profundas raíces en la cultura popular. Y, además, en una cultura de la resistencia, de grupos sociales oprimidos o marginados, cuya realidad casi nunca estuvo presente en los discursos oficiales e institucionalizados. Es una comunicación horizontal, democrática, inclusiva y popular. La comunicación alternativa genera audiencias activas y participativas, busca formar el pensamiento crítico y movilizar a las personas a la acción. Porque son las personas las que tienen el poder para transformar la realidad.
Por Yanina Paula Nemirovsky
Imagen destacada: Taller sobre reciclaje inclusivo para periodistas (IRR)
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